Cuando Rosa Luisa López se quedó sola, con sus cuatro hijos pequeños, no le importó renunciar a sus estudios y a su sueño de ser contadora para dedicarse a cuidarlos y trabajar al mismo tiempo, y de ese modo poder mantenerlos y convertirlos en profesionales.
Rosa, de 56 años, recuerda que tenía 17 cuando empezó lavando y planchando ropa, y arreglando casas. Desde hace 21 recorre las calles de Ambato vendiendo periódicos y productos de la Lotería Nacional.
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